Reseña de la comunidad evangélica en Aragón.
El 31
de octubre de 1517, Martin
Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que
contrario a las indulgencias de la iglesia romana, esbozaba lo que sería su doctrina sobre la
salvación solo por la fe, este momento se consideró el comienzo de la Reforma Protestante. Sus enseñanzas se propagaron a través de una
Europa necesitada de una verdadera reforma, su desarrollo propicio en la historia
europea una autentica revolución social, económica y cultural.
La Reforma protestante en Aragón hunde sus raíces
hacia principios del siglo XVI cuando los primeros escritos de la Europa
Reformada llegaban a España y se difundían por aquellos centros religiosos
ávidos de una verdadera reforma espiritual.
En España las enseñanzas de la Reforma pronto fueron condenadas y
perseguidas, y el círculo luterano de Aragón fue objeto de una mayor atención
por parte de la Inquisición. La proximidad de la frontera pirenaica, los
numerosos intercambios y los fuertes vínculos con Francia habían facilitado la
difusión, en determinados cenáculos aragoneses, de doctrinas reformadas.
En Zaragoza, se tiene constancia de unas quince sentencias de
luteranismo pronunciadas contra naturales de Aragón entre 1560 y 1563, poco
después de que se descubrieran los círculos de Valladolid y Sevilla.
En el año 1558, la Inquisición procesó al rector Miguel Monterde, La
relación del proceso de Monterde, inédita, aporta una información relevante
sobre la actuación de Egidio después de su condena de 1552 y el sistema de
captación de fondos y de difusión de obras protestantes en castellano
publicadas en Ginebra.
Sus relaciones con varios encausados por herejía en 1557 o con personas
ya condenadas entonces, como los aragoneses Juan Morillo (o Murillo), Francisco
Mudarra (o Mudurra), Mateo Pascual o el Doctor Egidio, delataban su adscripción
a planteamientos religiosos afines al protestantismo y a una postura de
apertura y de diálogo que, desde 1545, había sido abandonada por la curia
romana.
Monterde mantuvo estrechas
relaciones con su antiguo maestro, el Doctor Egidio, incluso después de su
condena como hereje en 1552. El canónigo magistral de Sevilla era natural de
Olvés, en Aragón, y el rector siguieron en estrecho contacto con su profesor de
Artes y Filosofía en la Universidad Complutense y mantuvieron una
correspondencia epistolar, intercambiando escritos.
Los largos meses de su estancia del Doctor Egidio en sus tierras de
Olvés, debieron de ser aprovechados por el canónigo magistral para propagar en
Aragón la concepción de la fe que defendía y relacionarse más estrechamente con
sus antiguos discípulos, incluso aquellos que se encontraban en el exilio, como
Juan Pérez de Pineda.
El proceso Monterde confirma las múltiples conexiones existentes entre
Zaragoza, París y Sevilla y la estructura de los cenáculos secretos en la
Península, estrechamente vinculados a la persona del Doctor Egidio, verdadero
propagador de los principios de la Reforma desde el tiempo de su magisterio en
Alcalá.
En Aragón así como en el resto de España los partidarios de la nueva corriente reformadora se organizaron
bajo la forma de cenáculos secretos, en círculos reducidos, siempre expuestos a
una posible denuncia, las demás opciones fueron el exilio o abandonar sus
íntimas convicciones para conformarse con los principios asentados por la
Iglesia romana.
Por el año 1860
ya habían extendido el testimonio protestante en Zaragoza, destacando en su extensión D. Manuel Matamoros y D. Antonio Carrasco. El proceso de Matamoros en 1863 hizo más
visible el protestantismo, pero no sería hasta la revolución de “La Gloriosa”
en 1868 en el que surgen ciertas libertades. Así sabemos que por estas fechas de Sexenio Liberal J. G. Curie,
agente de la Sociedad Bíblica, ya había establecido un depósito de biblias en
Zaragoza para su distribución en la zona.
El 20 de marzo de 1870, D. Antonio
Carrasco inauguro en Zaragoza, en la calle Coso núm. 135, la primera capilla
protestante, al acto asistió el gobernador de Zaragoza, mostrando en un acto
político sin parangón que el pastor protestante tenía los mismos derechos que
el arzobispo de Zaragoza, y que el propio gobernador estaría dispuesto a
defender. Esos primeros cultos fueron
muy concurridos por personas curiosas por ver y conocer a aquellos protestantes
que habían sufrido cárcel y destierro por su fe.
Se hizo cargo de la comunidad protestante
el pastor D. José Eiximeno Colorado (segundo pastor que fue ordenado en
España). En esta etapa de tolerancia existieron situaciones curiosas, en las
fiestas del Pilar de 1870 figurarían en el programa festivo las actividades
protestantes, no sin grandes protestas por parte de la las autoridades
católicas. La revista
protestante La Luz en febrero de 1871 daba la noticia de que la procesión de
San Antón se había detenido delante de la capilla protestante rezando en
latinajos oraciones que parecían exorcismos.
En 1872, y a
pesar del fuerte acoso de las autoridades eclesiásticas que se da por el
levantamiento carlista, la iglesia evangélica de Zaragoza toma una fuerte
conciencia social, constituyendo una escuela con los mismos hijos de los
feligreses.
Hacia 1873 la congregación era
relativamente muy numerosa, a los cultos asistían alrededor de 700 personas, y la escuela protestante, ubicadas en la calle
San Pablo, acogían a 73 alumnos.
Pronto, no obstante, se produce un estancamiento y leve retroceso por temor a
posibles medidas represivas y a consecuencia de las guerras carlistas, lo que no
impide que en ese mismo año de 1873 se envíe un escrito a las Cortes contra la
esclavitud en las colonias, suscrito por más de 600 personas.
La llegada en 1876 del misionero americano
Thomas Gulick da un nuevo impulso a la comunidad protestante, y en 1879 convierte la ciudad en un
centro de difusión de la Biblia, siendo capaz de abrir una librería cerca del
Pilar, lo que movilizó los sectores conservadores católicos y clericales. Los
ataques católicos fueron muy bien respondidos por el pastor Ángel Digón desde
“El Diario Democrático” único en aceptar las réplicas de Digón.
El pastor Thomas Gulick incrementó la
difusión de la Biblia, para lo cual contó con la colaboración de dos
colportores (distribuidor y vendedor ambulante al servicio de las sociedades bíblicas);
en la librería realizó una profunda
labor evangelizadora y pastoral, dialogando con la gente y explicándoles que
una iglesia se compone únicamente de personas verdaderamente convertidas. De
esta labor nace una nueva comunidad, y con el tiempo esta iglesia inauguró un
nuevo local de cultos, en la calle San Pablo, al resultar insuficiente la
capilla de la calle Coso. También las escuelas se vieron fortalecidas en su
labor al contar con los servicios de dos maestros evangélicos.
Desde 1880 colaboran en la obra dos
jóvenes teólogos, Manuel Carrasco y Segundo Sabio del Valle. Con esta ayuda es
posible poner en funcionamiento un colegio para la formación de maestros y
predicadores, con lo que se evidencia la incidencia formativa del
protestantismo y la necesidad que siente de más hombres y mujeres cualificados.
En la década de 1880, ausente Thomas
Gulick de Zaragoza, su ayudante Segundo Sabio del Valle inaugura una nueva
capilla en la calle de los Tejedores, que existió al menos hasta el año 1887.
Por estas fechas tuvieron lugar unas interesantes polémicas entre el obispo
Mariano Supervía y el pastor Thomas Gulick, que concluyeron con la conversión
al protestantismo de uno de los colaboradores del obispo, Lesmes Asenjo, origen
de una de las familias claves del protestantismo aragonés.
En 1885 las iglesias que han ido surgiendo
en el valle del Ebro o en su prolongación, Santander, Bilbao, San Sebastián,
Logroño, Pradejón, Zaragoza y Reus, con sus misiones, forman la Unión
Ibero-Evangélica, de tendencia congregacionalista (cada congregación tiene su
propia independencia y autonomía), que existe hasta que en 1899 se reintegran
en la Iglesia Cristiana Española, de ámbito nacional, precursora de la actual
Iglesia Evangélica Española
La comunidad protestante vive momentos
difíciles hacia 1885, debido a la epidemia de cólera, la crisis económica, la
oposición institucional y la emigración, que reducen su membresía y
consiguientemente su testimonio y servicio.
Actividades como la de Esfuerzo Cristiano
o la Unión Cristiana de Jóvenes creada en 1879, tenían el objetivo de estimular
a la juventud para el servicio a
Cristo y la iglesia. En Zaragoza se celebrará la primera convención nacional de
Esfuerzo Cristiano en el año 1900.
En 1885 se
traslada como pastor a Zaragoza, D. Carlos Araujo Carretero, su llegada
coincide con una época en que la epidemia de cólera y crisis económica hizo
estragos en España. Sin embargo Araujo hizo de Zaragoza el centro de su obra
evangelizadora por los pueblos de Aragón. Creando pequeñas comunidades en
Tauste, Lalueza, Ejea, Villamayor, Pinseque, Alfocea, Pedrola, Cervera, Utebo,
Brea y Zuera. En 1905 Araujo invitó a D. Alberto Cadier para que aprendiese
español y esta circunstancia dio lugar a una gran amistad y colaboración de uno
y otro en Aragón.
Los dos pastores,
Cadier y Araújo, realizarán varias visitas a varios pueblos del Alto Aragón y vieron
la necesidad de establecerse en Jaca o Barbastro.
No pudo ser más espinoso el comienzo del
pastorado en Zaragoza de Carlos Araujo, sin embargo, durante su larga estancia
en Zaragoza, y hasta finales del año 1919 en que fue trasladado a Bilbao, la
comunidad protestante disfruta de una estabilidad y desarrollo nunca antes
conocidos. La membresía aumenta paulatinamente y ya a finales de siglo la
capilla resultará insuficiente.
El testimonio evangélico se extiende
formándose y manteniéndose pequeñas comunidades en Ejea de los Caballeros,
Pinseque, Villamayor, Pina de Ebro, Alfocea, Utebo, Pedrola, Cervera, Zuera,
Tauste (donde funcionó una escuela), Lalueza y otros pueblos. Zaragoza llega a
convertirse en un centro de irradiación que, cada vez más, abarca todo Aragón,
siendo ello posible por la solidez del trabajo en la capital. La labor que se
realiza mueve nuevamente a la Sociedad Bíblica a apoyarla y envía al pastor
Manuel Mayorga, y varios colpoltores, que colaboran eficazmente en la difusión
de la Biblia.
En el mes de
agosto de 1900, las iglesias evangélicas quieren celebrar en Zaragoza un
congreso de las sociedades del Esfuerzo Cristiano, un congreso de la
organización juvenil en la que se encuentra representada la juventud
protestante; se trata, pues, de darse a conocer y mostrar ante la sociedad la
existencia de jóvenes protestantes o, lo que es lo mismo, que entre la juventud
hay seguidores de la Reforma.
En la prensa
zaragozana se levantó una importante polémica. Mientras el Heraldo, tildado de
periódico liberal, se limitaba a dar la noticia, El Mercantil de Aragón, El
Diario de Zaragoza o El Diario de Avisos criticaron profundamente la
celebración del mencionado congreso, y la revista El Pilar censuraba la
autorización gubernativa de la reunión ya que entiende que «sería una violación
de la ley y un insulto a España». La Convención Nacional de las sociedades del
Esfuerzo Cristiano se celebró, pero el gobierno prohibió los actos públicos y
todo quedó restringido a los locales de la calle de San Pablo de Zaragoza.
El trabajo de los
protestantes no cesa y, el pastor Araujo atenderá, y defenderá su comunidad
zaragozana de los ataques de los católicos, como cuando propone la creación de
un hospital propio «ya que los creyentes que han de ir al Hospital Provincial
son molestados por las monjas y fanáticos”. El pastor Carlos Araujo aprovecha
la polémica para terciar en la misma y dar a conocer a los zaragozanos en qué
consiste la doctrina protestante. Solicita al Ayuntamiento la cesión de locales
y organiza un ciclo de conferencias en las que participa junto a otros pastores
evangélicos. Las charlas fueron muy concurridas y asistieron alrededor de 3.000
personas. El pastor Araujo aprovecha también el éxito de las charlas y durante
los días 5, 6 y 7 de octubre, publica en el periódico republicano radical La
Correspondencia de Aragón sendos artículos sobre la libertad de cultos y la
necesidad de separar la Iglesia del Estado siguiendo el modelo de Francia.
Del 4 al 16 de
Agosto de 1910 se celebra en la ciudad un gran mitin y campaña en pro de la
libertad religiosa. El Ayuntamiento concedió a la Iglesia el uso del Salón
Consistorial y hubo una asistencia de más de tres mil personas.
En
1903 en un informe a la Asamblea de la Iglesia Evangélica Española, se
expone por parte del pastor Araujo la imposibilidad
de admitir nuevos alumnos por falta de espacio y profesorado, pero además se
manifiesta el propósito de crear
un pequeño hospital, especialmente para ancianos sin familia que los cuide.
Después de 35
años de esforzada y fructífera labor, Carlos Araujo Carretero se trasladó a la
Iglesia de Bilbao. Le sucederán en el pastorado: Domingo
Heras (1920-1923); y Mauricio Lusa (1923-1930) con su esposa María e hija Elisa
que realizaran una gran labor docente en las escuelas.
En
marzo de 1927 el Gobernador de Zaragoza, presionado por el arzobispo
Rigoberto Domenech, ordena perseguir la evangelización protestante por tratarse
de una religión contraria a la del Estado. Sin embargo y a pesar de esta
actitud hostil y violenta contra el protestantismo, las autoridades de Jaca y
el rector de la Universidad de Zaragoza ya habían
invitado al pastor Salvador Ramírez a los actos de apertura de los cursos de
verano.
Con el Código
Penal de 1928 en contra, tratando de los “Delitos contra la religión del
Estado” disponiendo de penas de 3 a 6 años de cárcel por la celebración de ceremonias
o hacer manifestaciones culturales fuera de los templos protestantes, en enero
de 1930
la escuela de Jaca se cerrará y permanecerá
cerrado hasta la caída de la dictadura.
En 1930 toma el
pastorado de la comunidad el gran orador y ex capuchino D. José María Gorría, son
bien conocidos los debates con los católicos y su muerte prematura en un
sospechoso accidente de automóvil al que le fallaron los frenos.
Después de la
dictadura de Primo de Rivera continuará la tensión y el enfrentamiento
religioso. Recién llegado el pastor D. José María Gorría la oposición católica
se manifestó de tal modo que creemos que Gorría murió de un accidente
provocado, - citado en la revista
francesa L’Étoile du matin, febrero-marzo, 1930,- “persona culta y buen orador que años
atrás había formado parte de la orden religiosa de los capuchinos, y que a ojos
de muchos católicos era un renegado. Sus servicios religiosos, charlas y
conferencias se veían continuamente interrumpidos, obligándole a utilizar sus
dotes oratorias, retóricas y dialécticas por lo que, al parecer, recibió varias
amenazas de muerte a las que no hizo caso alguno. El pastor utilizaba el
automóvil para sus desplazamientos pastorales. En uno de sus viajes el pastor
Gorría sufrió un accidente que resultó mortal, a causa según unos, de la mala
atención médica que recibió; según otros, alguien aflojó los tornillos de las
ruedas delanteras del automóvil que aparecieron separadas del auto varios
metros, y hubo también quien relacionó el accidente con las amenazas de muerte
recibidas. Parece ser que el accidente no fue suficientemente investigado y
ello dio lugar a muchas habladurías”.
Le sucedió D. Antonio J. Díaz (1931-1933)
y después D. Benjamín Heras (1933-1950). Con
la llegada de la República las dificultades son menores para los protestantes.
En el caso de Jaca el alcalde acudirá a visitar la Escuela evangélica y el
comandante militar invita al pastor Salvador Ramírez al acto de jura de bandera
en marzo de 1932.
En Monzón aumenta
el número de alumnos que asiste a la escuela y el círculo republicano mantiene
buenas relaciones. En Laguarres se ofrecen diversas conferencias.
Llegada la Guerra
Civil, el 18 de agosto de 1936 las capillas protestantes en Zaragoza son asaltadas
por fuerzas franquistas y clericales. Los muebles son destrozados, las Biblias
y los himnarios quemados. El pastor Heras es detenido y encerrados con otros
tantos de zaragozanos en la plaza de toros. La vida congregacional queda rota y
dispersa, y las escuelas evangélicas en Jaca y Zaragoza cerradas. En
1936 en Jaca quince personas fueron fusiladas, entre ellos dos jóvenes, casi
niños, cuyo único delito era ser protestantes.
La guerra trajo mucha preocupación no solo
para las iglesias y escuelas que se vieron abocadas al cierre, sino también
porque varios pastores de la iglesia de Zaragoza, y bastantes de sus maestros y
miembros, habían militado en partidos políticos democráticos y de izquierdas.
La Guerra Civil fue desoladora para
el protestantismo. Para los sublevados era una guerra nacional y religiosa,
pero desde el punto de vista religioso fue el triunfo de la Cruzada católica
frente a todos los demás. El nacionalcatolicismo triunfó y no permitió que
otras confesiones cristianas levantasen la cabeza.
Terminada la guerra civil, Jacques
Delpech pasa a España para visitar los centros dependientes de la Misión
Francesa. El panorama es desolador. Las comunidades de Jaca, Barbastro y Monzón
disgregadas, muchos de los creyentes, atemorizados y perseguidos, han huido y
emigrado a ciudades donde pueden pasar desapercibidos y, con algo de suerte,
vivir su fe diluidos entre la multitud; los locales saqueados, el mobiliario
quemado o destrozado, las escuelas prohibidas y los líderes
más carismáticos represaliados o
encarcelados.
El
protestantismo después de la Guerra Civil tendrá que renacer de sus cenizas una
vez más.
Con el comienzo de la dictadura franquista las confesiones
religiosas no católicas van a entrar en un largo y oscuro callejón, a lo largo
de estos años de intolerancia podemos establecer dos etapas; hasta el año 1956 asistimos a una persecución
directa e indirecta de todo aquello que no sea católico, por una parte la
iglesia católica presiona para que la disidencia religiosa no tenga cabida en
el país, y por la otra el Estado no escatimara recursos en identificar el ser
españo con el ser católico. El resultado será la persecución de los
protestantes, el cierre de locales, capillas y centros sociales, llevando a los
creyentes a una vida casi clandestina.
Durante los años cuarenta las comunidades diseminadas por
Aragón han dejado casi de existir, la vigilancia policial a la que están
sometidos los pastores y la mayoría de los fieles, los hace sospechosos de
infidencia, no faltaran las detenciones y los consejos de guerra.
El arzobispo de Zaragoza publica en el Boletín de la
archidiócesis las advertencias a sus párrocos recordándoles que hay que actuar
contra la propaganda protestante e impedir el reparto de Biblias, folletos y
libros. En el año 1948 la V Conferencia católica de arzobispos de las
provincias eclesiásticas dedica parte de su tiempo a tratar e protestantismo, rechazan
la libertad de cultos, manifiestan su
oposición a la existencia de colegios evangélicos y animan a sus fieles a
denunciar la actividad protestantes.
En el año 1954 el arzobispo denuncia al gobernador civil a
la iglesia evangélica de las Asambleas de Hermanos, esta congregación asentada
en los años cuarenta había adquirido un solar en calle Alemania 11, donde
celebraba sus servicios. El gobernador prohíbe el culto, pero el pastor y sus
miembros no atendieron la prohibición y para evitar la clausura del lugar,
escrituraron la propiedad a nombre de la compañía inglesa llamada Continental
Company.
En 1954 la firma de los acuerdos militares entre España y
Estados Unidos, permite la implantación de bases norteamericanas, una de ellas
en Zaragoza, supone convivir con otra cultura y con otra religión diferente.
En los años cincuenta las confesiones evangélicas comienzan
a dar pasos para normalizar su presencia aunque no faltaran las denuncias y
agresiones, la iglesia Bautista en Binefar sufrirá desperfectos y agresiones
sus pastor tras la construcción del baptisterio, La iglesia en Caspe y Alcañiz
es vigilada por la guardia civil y dos de sus miembros, trabajadores
ferroviarios, son trasladados forzosamente por el ministro de Obras Públicas
previa denuncia del gobernador civil. La iglesia adventista intenta sin éxito
la apertura de su capilla en la calle del Turco de Zaragoza, su cierre se debió
a la denuncia episcopal y a los informes policiales sobre los antecedentes
republicanos de su pastor y familia.
Las visitas de los pastores de la Iglesia del Espíritu
Santo, que había comprado un piso en la calle Madre Sacramento de Zaragoza, a
la comisaria eran en aquella época frecuentes.
Ni el temor al poder civil, ni a las directivas y amenazas de la jerarquía
católica van a impedir que los protestantes aragoneses quieran encontrar su
lugar en la sociedad aragonesa. A pesar de los cierres de las capillas y de
las prohibiciones las confesiones
protestantes seguirán celebrando sus cultos y servicios religiosos en los pisos
y locales de los diferentes barrios zaragozanos.
En mayo de 1956 las iglesias evangélicas acuerdan
coordinarse y deciden constituir la
Comisión de Defensa Evangélica con la finalidad de trabajar por la
libertad de cultos.
En el año 1961 los protestantes españoles representados en
la Comisión de Defensa Evangélica, asisten al Congreso Internacional del
Consejo Mundial de las Iglesias, toman la palabra y denuncian su situación en
España, la denuncia hace intervenir a diferentes embajadores ante el Ministerio
de Asuntos Exteriores español, por lo que el ministro Castiella accederá a
conceder una entrevista al Comité de Defensa de la que se saldrá la autorización
verbal para que puedan reanudar los servicios religiosos y reabrir las capillas
clausuradas.
La promulgación de la Ley de Libertad Religiosa en junio de
1967 establecerá un mínimo reconocimiento de este derecho fundamental,
permitiendo en la práctica cierta tolerancia. No sin antes pasar por el
registro, donde había que inscribir hasta el nombre de los fieles.
La promulgación de la Constitución de 1978 supuso el
comienzo de una nueva etapa, reconociendo el principio de libertad religiosa y
la aconfesionalidad del Estado. La Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio sobre
Libertad Religiosa recoge en su artículo 1 que “Las creencias religiosas no
constituirán motivo de desigualdad”. El
reconocimiento a las iglesias de la personalidad jurídica va a
permitir que estas actúen con seguridad jurídica y que en los años ochenta
asistamos a la expansión de estas confesiones.
Por su parte la Comisión de Defensa se constituirá en
noviembre de 1986 en la actual Federación de Entidades Religiosas Evangélicas
de España (FEREDE) representando en esos momentos a 2.000 congregaciones
evangélicas con una membresía de más de 200.000 fieles. En 1990 se negocian los
acuerdo de cooperación con el Estado, llegando a la conversión de estos en la Ley
24/1992 por la que se aprueban los Acuerdo de Cooperación del Estado Español
con los Evangélicos.
En la Ley de los Acuerdos de Cooperación se desarrollan
puntos de la Ley de Libertad Religiosa y se reconocen efectos civiles del
matrimonio evangélico, derecho a la asistencia religiosa en los centros
penitenciarios, hospitales, Fuerzas Armadas y
colegios, así como el derecho a impartir la enseñanza de la religión
evangélica en los colegios, a constituir asociaciones y a exenciones fiscales.
En Aragón desde los años ochenta se había consolidado la
agrupación de pastores evangélicos para la coordinación de proyectos y
actividades unidas. Esta fraternidad con el apoyo de la federación estatal
FEREDE se transformó posteriormente en el actual Consejo Evangélico de Aragón
para la planificación de actividades comunes y presentar una voz unitaria ante
las instituciones públicas de la Comunidad Autónoma de Aragón.
En el Consejo Evangélico de Aragón a modo federativo se
agrupan las denominaciones evangélicas y da representación a la comunidad
evangélica en Aragón, estimándose en sus iglesias una membresía superior a las
10.000 personas.
El cambio
en las condiciones sociales y políticas y el crecimiento de la iglesia
protestante Aragón, ha permitido que la iglesia evangélica esté presente en
muchos de los pueblos de la Comunidad, así como en las ciudades de Huesca, Teruel
y en todos los barrios de Zaragoza. Las actividades que sus miembros
desarrollan activamente en su mayoría en régimen de voluntariado hacen presente
a la comunidad evangélica en la sociedad aragonesa en:
1. La obra social
-
Mediante
el reparto de alimentos y atención primaria de necesidades en las capillas de
cada ciudad y barrio. Y en el proyecto común Misión Urbana.
-
En
los Centros de Rehabilitación y reinserción social, BETEL, REMAR, y VISIÓN,
-
En
Proyecto Rescate, enfocado a la trata de personas, especialmente a las que son víctimas
de la esclavitud sexual.
2. Las instituciones públicas
-
Capellanía
en las prisiones de Zuera, Daroca y Teruel.
-
Capellanía
en hospitales.
3. En la educación
-
Mediante
la Enseñanza Religiosa Evangélica a mas de mil cuatrocientos alumnos en los
colegios e institutos de la Comunidad.
-
A
través de los institutos bíblicos y la Facultad de Teología por extensión.
-
Escuela
de Artes de Zaragoza, para la música y el refuerzo escolar.
4. En Cultura y el deporte
-
Coro
Gospel de Zaragoza.
-
Pabellón
Evangélico en EXPO ZARAGOZA 2008.
-
Asociaciones
deportivas y juveniles.
Confiamos que
este próximo año 2017 que pueda Aragón ser pionero y saldar su deuda histórica
con la comunidad de la Reforma, tal como lo ha sido históricamente la Comunidad
Protestante, en la lucha por la libertad religiosa de nuestro país y testigo
del legado de la Reforma.
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