Jueves santo

Lavar los pies es reconocer en el que no tiene nada que comer a un hermano con quien compartir el trozo de pan que tenemos en nuestra mesa.
Lavar los pies es mirar a quien ha perdido su casa como un amigo que necesita un rincón de nuestro hogar para sentirse seguro.
Lavar los pies es descubrir a quien sufre el maltrato y el desprecio social y sentir al hermano y a la hermana que necesita cariño y ternura para volver a confiar en el ser humano.
Lavar los pies es acercar nuestro corazón iluminado por la fe a quien siente la oscuridad y el frío de una vida sin Dios y sin esperanza.
Lavar los pies es mirar nuestras calles, a las personas, los acontecimientos con los mismos ojos de Dios para descubrir todo lo bueno, generoso y especial que tenemos entre nuestras manos...
Lavar los pies es ponerse manos a la obra y dar sin esperar nada a cambio, trabajar sin esperar los reconocimientos, rezar sin que nos digan lo bueno que somos, amar aunque no sintamos el abrazo ni el cariño de quien deseamos...
Lavar los pies es arrodillarse, mirar al pobre y contemplar el cielo sabiendo que es Nuestro Buen Dios quien se ha hecho presente en esta persona que no tiene pan, en
quien no tiene techo, quien se siente sin cariño y sin fe...
Somos cristianos y nuestra fe anglicana nos exige lavar los pies, ponernos en actitud de servicio y de generosidad para llevar el Evangelio de Jesús a nuestro mundo...