Iglesia Anglicana

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San Andres Apostol

lunes, 24 de octubre de 2016

Presencia de la Iglesia Evangélica en Aragón.


Reseña de la comunidad evangélica en Aragón.


El 31 de octubre de 1517, Martin Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que contrario a las indulgencias de la iglesia romana,  esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación solo por la fe, este momento se consideró el comienzo de la Reforma Protestante. Sus enseñanzas se propagaron a través de una Europa necesitada de una verdadera reforma, su desarrollo propicio en la historia europea una autentica revolución social, económica y cultural.

La Reforma protestante en Aragón hunde sus raíces hacia principios del siglo XVI cuando los primeros escritos de la Europa Reformada llegaban a España y se difundían por aquellos centros religiosos ávidos de una verdadera reforma espiritual.
En España las enseñanzas de la Reforma pronto fueron condenadas y perseguidas, y el círculo luterano de Aragón fue objeto de una mayor atención por parte de la Inquisición. La proximidad de la frontera pirenaica, los numerosos intercambios y los fuertes vínculos con Francia habían facilitado la difusión, en determinados cenáculos aragoneses, de doctrinas reformadas.

En Zaragoza, se tiene constancia de unas quince sentencias de luteranismo pronunciadas contra naturales de Aragón entre 1560 y 1563, poco después de que se descubrieran los círculos de Valladolid y Sevilla.

En el año 1558, la Inquisición procesó al rector Miguel Monterde, La relación del proceso de Monterde, inédita, aporta una información relevante sobre la actuación de Egidio después de su condena de 1552 y el sistema de captación de fondos y de difusión de obras protestantes en castellano publicadas en Ginebra.

Sus relaciones con varios encausados por herejía en 1557 o con personas ya condenadas entonces, como los aragoneses Juan Morillo (o Murillo), Francisco Mudarra (o Mudurra), Mateo Pascual o el Doctor Egidio, delataban su adscripción a planteamientos religiosos afines al protestantismo y a una postura de apertura y de diálogo que, desde 1545, había sido abandonada por la curia romana.

Monterde  mantuvo estrechas relaciones con su antiguo maestro, el Doctor Egidio, incluso después de su condena como hereje en 1552. El canónigo magistral de Sevilla era natural de Olvés, en Aragón, y el rector siguieron en estrecho contacto con su profesor de Artes y Filosofía en la Universidad Complutense y mantuvieron una correspondencia epistolar, intercambiando escritos.

Los largos meses de su estancia del Doctor Egidio en sus tierras de Olvés, debieron de ser aprovechados por el canónigo magistral para propagar en Aragón la concepción de la fe que defendía y relacionarse más estrechamente con sus antiguos discípulos, incluso aquellos que se encontraban en el exilio, como Juan Pérez de Pineda.

El proceso Monterde confirma las múltiples conexiones existentes entre Zaragoza, París y Sevilla y la estructura de los cenáculos secretos en la Península, estrechamente vinculados a la persona del Doctor Egidio, verdadero propagador de los principios de la Reforma desde el tiempo de su magisterio en Alcalá.

En Aragón así como en el resto de España los partidarios de la  nueva corriente reformadora se organizaron bajo la forma de cenáculos secretos, en círculos reducidos, siempre expuestos a una posible denuncia, las demás opciones fueron el exilio o abandonar sus íntimas convicciones para conformarse con los principios asentados por la Iglesia romana.

Por el año 1860 ya habían extendido el testimonio protestante en  Zaragoza, destacando en su extensión  D. Manuel Matamoros y D. Antonio Carrasco.  El proceso de Matamoros en 1863 hizo más visible el protestantismo, pero no sería hasta la revolución de “La Gloriosa” en 1868 en el que surgen ciertas libertades. Así sabemos que por estas fechas de Sexenio Liberal J. G. Curie, agente de la Sociedad Bíblica, ya había establecido un depósito de biblias en Zaragoza para su distribución en la zona.
El 20 de marzo de 1870, D. Antonio Carrasco inauguro en Zaragoza, en la calle Coso núm. 135, la primera capilla protestante, al acto asistió el gobernador de Zaragoza, mostrando en un acto político sin parangón que el pastor protestante tenía los mismos derechos que el arzobispo de Zaragoza, y que el propio gobernador estaría dispuesto a defender.  Esos primeros cultos fueron muy concurridos por personas curiosas por ver y conocer a aquellos protestantes que habían sufrido cárcel y destierro por su fe.
Se hizo cargo de la comunidad protestante el pastor D. José Eiximeno Colorado (segundo pastor que fue ordenado en España). En esta etapa de tolerancia existieron situaciones curiosas, en las fiestas del Pilar de 1870 figurarían en el programa festivo las actividades protestantes, no sin grandes protestas por parte de la las autoridades católicas. La revista protestante La Luz en febrero de 1871 daba la noticia de que la procesión de San Antón se había detenido delante de la capilla protestante rezando en latinajos oraciones que parecían exorcismos.
En 1872, y a pesar del fuerte acoso de las autoridades eclesiásticas que se da por el levantamiento carlista, la iglesia evangélica de Zaragoza toma una fuerte conciencia social, constituyendo una escuela con los mismos hijos de los feligreses.
Hacia 1873 la congregación era relativamente muy numerosa, a los cultos asistían alrededor de 700 personas, y  la escuela protestante, ubicadas en la calle San Pablo, acogían a 73 alumnos. Pronto, no obstante, se produce un estancamiento y leve retroceso por temor a posibles medidas represivas y a consecuencia de las guerras carlistas, lo que no impide que en ese mismo año de 1873 se envíe un escrito a las Cortes contra la esclavitud en las colonias, suscrito por más de 600 personas.
La llegada en 1876 del misionero americano Thomas Gulick da un nuevo impulso a la comunidad protestante, y en 1879 convierte la ciudad en un centro de difusión de la Biblia, siendo capaz de abrir una librería cerca del Pilar, lo que movilizó los sectores conservadores católicos y clericales. Los ataques católicos fueron muy bien respondidos por el pastor Ángel Digón desde “El Diario Democrático” único en aceptar las réplicas de Digón.
El pastor Thomas Gulick incrementó la difusión de la Biblia, para lo cual contó con la colaboración de dos colportores (distribuidor y vendedor ambulante al servicio de las sociedades bíblicas); en la  librería realizó una profunda labor evangelizadora y pastoral, dialogando con la gente y explicándoles que una iglesia se compone únicamente de personas verdaderamente convertidas. De esta labor nace una nueva comunidad, y con el tiempo esta iglesia inauguró un nuevo local de cultos, en la calle San Pablo, al resultar insuficiente la capilla de la calle Coso. También las escuelas se vieron fortalecidas en su labor al contar con los servicios de dos maestros evangélicos.
Desde 1880 colaboran en la obra dos jóvenes teólogos, Manuel Carrasco y Segundo Sabio del Valle. Con esta ayuda es posible poner en funcionamiento un colegio para la formación de maestros y predicadores, con lo que se evidencia la incidencia formativa del protestantismo y la necesidad que siente de más hombres y mujeres cualificados.
En la década de 1880, ausente Thomas Gulick de Zaragoza, su ayudante Segundo Sabio del Valle inaugura una nueva capilla en la calle de los Tejedores, que existió al menos hasta el año 1887. Por estas fechas tuvieron lugar unas interesantes polémicas entre el obispo Mariano Supervía y el pastor Thomas Gulick, que concluyeron con la conversión al protestantismo de uno de los colaboradores del obispo, Lesmes Asenjo, origen de una de las familias claves del protestantismo aragonés.
En 1885 las iglesias que han ido surgiendo en el valle del Ebro o en su prolongación, Santander, Bilbao, San Sebastián, Logroño, Pradejón, Zaragoza y Reus, con sus misiones, forman la Unión Ibero-Evangélica, de tendencia congregacionalista (cada congregación tiene su propia independencia y autonomía), que existe hasta que en 1899 se reintegran en la Iglesia Cristiana Española, de ámbito nacional, precursora de la actual Iglesia Evangélica Española
La comunidad protestante vive momentos difíciles hacia 1885, debido a la epidemia de cólera, la crisis económica, la oposición institucional y la emigración, que reducen su membresía y consiguientemente su testimonio y servicio.
Actividades como la de Esfuerzo Cristiano o la Unión Cristiana de Jóvenes creada en 1879, tenían el objetivo de estimular a la juventud para el servicio a Cristo y la iglesia. En Zaragoza se celebrará la primera convención nacional de Esfuerzo Cristiano en el año 1900.
En 1885 se traslada como pastor a Zaragoza, D. Carlos Araujo Carretero, su llegada coincide con una época en que la epidemia de cólera y crisis económica hizo estragos en España. Sin embargo Araujo hizo de Zaragoza el centro de su obra evangelizadora por los pueblos de Aragón. Creando pequeñas comunidades en Tauste, Lalueza, Ejea, Villamayor, Pinseque, Alfocea, Pedrola, Cervera, Utebo, Brea y Zuera. En 1905 Araujo invitó a D. Alberto Cadier para que aprendiese español y esta circunstancia dio lugar a una gran amistad y colaboración de uno y otro en Aragón.
Los dos pastores, Cadier y Araújo, realizarán varias visitas a varios pueblos del Alto Aragón y vieron la necesidad de establecerse en Jaca o Barbastro.
No pudo ser más espinoso el comienzo del pastorado en Zaragoza de Carlos Araujo, sin embargo, durante su larga estancia en Zaragoza, y hasta finales del año 1919 en que fue trasladado a Bilbao, la comunidad protestante disfruta de una estabilidad y desarrollo nunca antes conocidos. La membresía aumenta paulatinamente y ya a finales de siglo la capilla resultará insuficiente.
El testimonio evangélico se extiende formándose y manteniéndose pequeñas comunidades en Ejea de los Caballeros, Pinseque, Villamayor, Pina de Ebro, Alfocea, Utebo, Pedrola, Cervera, Zuera, Tauste (donde funcionó una escuela), Lalueza y otros pueblos. Zaragoza llega a convertirse en un centro de irradiación que, cada vez más, abarca todo Aragón, siendo ello posible por la solidez del trabajo en la capital. La labor que se realiza mueve nuevamente a la Sociedad Bíblica a apoyarla y envía al pastor Manuel Mayorga, y varios colpoltores, que colaboran eficazmente en la difusión de la Biblia.
En el mes de agosto de 1900, las iglesias evangélicas quieren celebrar en Zaragoza un congreso de las sociedades del Esfuerzo Cristiano, un congreso de la organización juvenil en la que se encuentra representada la juventud protestante; se trata, pues, de darse a conocer y mostrar ante la sociedad la existencia de jóvenes protestantes o, lo que es lo mismo, que entre la juventud hay seguidores de la Reforma.
En la prensa zaragozana se levantó una importante polémica. Mientras el Heraldo, tildado de periódico liberal, se limitaba a dar la noticia, El Mercantil de Aragón, El Diario de Zaragoza o El Diario de Avisos criticaron profundamente la celebración del mencionado congreso, y la revista El Pilar censuraba la autorización gubernativa de la reunión ya que entiende que «sería una violación de la ley y un insulto a España». La Convención Nacional de las sociedades del Esfuerzo Cristiano se celebró, pero el gobierno prohibió los actos públicos y todo quedó restringido a los locales de la calle de San Pablo de Zaragoza.
El trabajo de los protestantes no cesa y, el pastor Araujo atenderá, y defenderá su comunidad zaragozana de los ataques de los católicos, como cuando propone la creación de un hospital propio «ya que los creyentes que han de ir al Hospital Provincial son molestados por las monjas y fanáticos”. El pastor Carlos Araujo aprovecha la polémica para terciar en la misma y dar a conocer a los zaragozanos en qué consiste la doctrina protestante. Solicita al Ayuntamiento la cesión de locales y organiza un ciclo de conferencias en las que participa junto a otros pastores evangélicos. Las charlas fueron muy concurridas y asistieron alrededor de 3.000 personas. El pastor Araujo aprovecha también el éxito de las charlas y durante los días 5, 6 y 7 de octubre, publica en el periódico republicano radical La Correspondencia de Aragón sendos artículos sobre la libertad de cultos y la necesidad de separar la Iglesia del Estado siguiendo el modelo de Francia.
Del 4 al 16 de Agosto de 1910 se celebra en la ciudad un gran mitin y campaña en pro de la libertad religiosa. El Ayuntamiento concedió a la Iglesia el uso del Salón Consistorial y hubo una asistencia de más de tres mil personas.
En 1903 en un informe a la Asamblea de la Iglesia Evangélica Española, se expone por parte del pastor Araujo la imposibilidad de admitir nuevos alumnos por falta de espacio y profesorado, pero además se manifiesta el propósito de crear un pequeño hospital, especialmente para ancianos sin familia que los cuide.
Después de 35 años de esforzada y fructífera labor, Carlos Araujo Carretero se trasladó a la Iglesia de BilbaoLe sucederán en el pastorado: Domingo Heras (1920-1923); y Mauricio Lusa (1923-1930) con su esposa María e hija Elisa que realizaran una gran labor docente en las escuelas.
En marzo de 1927 el Gobernador de Zaragoza, presionado por el arzobispo Rigoberto Domenech, ordena perseguir la evangelización protestante por tratarse de una religión contraria a la del Estado. Sin embargo y a pesar de esta actitud hostil y violenta contra el protestantismo, las autoridades de Jaca y el rector de la Universidad de Zaragoza ya habían invitado al pastor Salvador Ramírez a los actos de apertura de los cursos de verano.
Con el Código Penal de 1928 en contra, tratando de los “Delitos contra la religión del Estado” disponiendo de penas de 3 a 6 años de cárcel por la celebración de ceremonias o hacer manifestaciones culturales fuera de los templos protestantes, en enero de 1930 la escuela de Jaca se cerrará y permanecerá cerrado hasta la caída de la dictadura.
En 1930 toma el pastorado de la comunidad el gran orador y ex capuchino D. José María Gorría, son bien conocidos los debates con los católicos y su muerte prematura en un sospechoso accidente de automóvil al que le fallaron los frenos.
Después de la dictadura de Primo de Rivera continuará la tensión y el enfrentamiento religioso. Recién llegado el pastor D. José María Gorría la oposición católica se manifestó de tal modo que creemos que Gorría murió de un accidente provocado, - citado en la revista francesa L’Étoile du matin, febrero-marzo, 1930,- persona culta y buen orador que años atrás había formado parte de la orden religiosa de los capuchinos, y que a ojos de muchos católicos era un renegado. Sus servicios religiosos, charlas y conferencias se veían continuamente interrumpidos, obligándole a utilizar sus dotes oratorias, retóricas y dialécticas por lo que, al parecer, recibió varias amenazas de muerte a las que no hizo caso alguno. El pastor utilizaba el automóvil para sus desplazamientos pastorales. En uno de sus viajes el pastor Gorría sufrió un accidente que resultó mortal, a causa según unos, de la mala atención médica que recibió; según otros, alguien aflojó los tornillos de las ruedas delanteras del automóvil que aparecieron separadas del auto varios metros, y hubo también quien relacionó el accidente con las amenazas de muerte recibidas. Parece ser que el accidente no fue suficientemente investigado y ello dio lugar a muchas habladurías”.
Le sucedió D. Antonio J. Díaz (1931-1933) y después D. Benjamín Heras (1933-1950). Con la llegada de la República las dificultades son menores para los protestantes. En el caso de Jaca el alcalde acudirá a visitar la Escuela evangélica y el comandante militar invita al pastor Salvador Ramírez al acto de jura de bandera en marzo de 1932.
En Monzón aumenta el número de alumnos que asiste a la escuela y el círculo republicano mantiene buenas relaciones. En Laguarres se ofrecen diversas conferencias.
Llegada la Guerra Civil, el 18 de agosto de 1936 las capillas protestantes en Zaragoza son asaltadas por fuerzas franquistas y clericales. Los muebles son destrozados, las Biblias y los himnarios quemados. El pastor Heras es detenido y encerrados con otros tantos de zaragozanos en la plaza de toros. La vida congregacional queda rota y dispersa, y las escuelas evangélicas en Jaca y Zaragoza cerradas. En 1936 en Jaca quince personas fueron fusiladas, entre ellos dos jóvenes, casi niños, cuyo único delito era ser protestantes.
La guerra trajo mucha preocupación no solo para las iglesias y escuelas que se vieron abocadas al cierre, sino también porque varios pastores de la iglesia de Zaragoza, y bastantes de sus maestros y miembros, habían militado en partidos políticos democráticos y de izquierdas.
La Guerra Civil fue desoladora para el protestantismo. Para los sublevados era una guerra nacional y religiosa, pero desde el punto de vista religioso fue el triunfo de la Cruzada católica frente a todos los demás. El nacionalcatolicismo triunfó y no permitió que otras confesiones cristianas levantasen la cabeza.
Terminada la guerra civil, Jacques Delpech pasa a España para visitar los centros dependientes de la Misión Francesa. El panorama es desolador. Las comunidades de Jaca, Barbastro y Monzón disgregadas, muchos de los creyentes, atemorizados y perseguidos, han huido y emigrado a ciudades donde pueden pasar desapercibidos y, con algo de suerte, vivir su fe diluidos entre la multitud; los locales saqueados, el mobiliario quemado o destrozado, las escuelas prohibidas y los líderes más carismáticos represaliados o encarcelados.
El protestantismo después de la Guerra Civil tendrá que renacer de sus cenizas una vez más.

Con el comienzo de la dictadura franquista las confesiones religiosas no católicas van a entrar en un largo y oscuro callejón, a lo largo de estos años de intolerancia podemos establecer dos etapas;  hasta el año 1956 asistimos a una persecución directa e indirecta de todo aquello que no sea católico, por una parte la iglesia católica presiona para que la disidencia religiosa no tenga cabida en el país, y por la otra el Estado no escatimara recursos en identificar el ser españo con el ser católico. El resultado será la persecución de los protestantes, el cierre de locales, capillas y centros sociales, llevando a los creyentes a una vida casi clandestina.
Durante los años cuarenta las comunidades diseminadas por Aragón han dejado casi de existir, la vigilancia policial a la que están sometidos los pastores y la mayoría de los fieles, los hace sospechosos de infidencia, no faltaran las detenciones y los consejos de guerra.
El arzobispo de Zaragoza publica en el Boletín de la archidiócesis las advertencias a sus párrocos recordándoles que hay que actuar contra la propaganda protestante e impedir el reparto de Biblias, folletos y libros. En el año 1948 la V Conferencia católica de arzobispos de las provincias eclesiásticas dedica parte de su tiempo a tratar e protestantismo, rechazan la libertad de cultos,  manifiestan su oposición a la existencia de colegios evangélicos y animan a sus fieles a denunciar la actividad protestantes.
En el año 1954 el arzobispo denuncia al gobernador civil a la iglesia evangélica de las Asambleas de Hermanos, esta congregación asentada en los años cuarenta había adquirido un solar en calle Alemania 11, donde celebraba sus servicios. El gobernador prohíbe el culto, pero el pastor y sus miembros no atendieron la prohibición y para evitar la clausura del lugar, escrituraron la propiedad a nombre de la compañía inglesa llamada Continental Company.
En 1954 la firma de los acuerdos militares entre España y Estados Unidos, permite la implantación de bases norteamericanas, una de ellas en Zaragoza, supone convivir con otra cultura y con otra religión diferente.
En los años cincuenta las confesiones evangélicas comienzan a dar pasos para normalizar su presencia aunque no faltaran las denuncias y agresiones, la iglesia Bautista en Binefar sufrirá desperfectos y agresiones sus pastor tras la construcción del baptisterio, La iglesia en Caspe y Alcañiz es vigilada por la guardia civil y dos de sus miembros, trabajadores ferroviarios, son trasladados forzosamente por el ministro de Obras Públicas previa denuncia del gobernador civil. La iglesia adventista intenta sin éxito la apertura de su capilla en la calle del Turco de Zaragoza, su cierre se debió a la denuncia episcopal y a los informes policiales sobre los antecedentes republicanos de su pastor y familia.
Las visitas de los pastores de la Iglesia del Espíritu Santo, que había comprado un piso en la calle Madre Sacramento de Zaragoza, a la comisaria eran en aquella época frecuentes.
Ni el temor al poder civil, ni a las  directivas y amenazas de la jerarquía católica van a impedir que los protestantes aragoneses quieran encontrar su lugar en la sociedad aragonesa. A pesar de los cierres de las capillas y de las  prohibiciones las confesiones protestantes seguirán celebrando sus cultos y servicios religiosos en los pisos y locales de los diferentes barrios zaragozanos.
En mayo de 1956 las iglesias evangélicas acuerdan coordinarse y deciden constituir la  Comisión de Defensa Evangélica con la finalidad de trabajar por la libertad de cultos.
En el año 1961 los protestantes españoles representados en la Comisión de Defensa Evangélica, asisten al Congreso Internacional del Consejo Mundial de las Iglesias, toman la palabra y denuncian su situación en España, la denuncia hace intervenir a diferentes embajadores ante el Ministerio de Asuntos Exteriores español, por lo que el ministro Castiella accederá a conceder una entrevista al Comité de Defensa de la que se saldrá la autorización verbal para que puedan reanudar los servicios religiosos y reabrir las capillas clausuradas.
La promulgación de la Ley de Libertad Religiosa en junio de 1967 establecerá un mínimo reconocimiento de este derecho fundamental, permitiendo en la práctica cierta tolerancia. No sin antes pasar por el registro, donde había que inscribir hasta el nombre de los fieles.
La promulgación de la Constitución de 1978 supuso el comienzo de una nueva etapa, reconociendo el principio de libertad religiosa y la aconfesionalidad del Estado. La Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio sobre Libertad Religiosa recoge en su artículo 1 que “Las creencias religiosas no constituirán motivo de desigualdad”.  El reconocimiento  a  las iglesias de la personalidad jurídica va a permitir que estas actúen con seguridad jurídica y que en los años ochenta asistamos a la expansión de estas confesiones.
Por su parte la Comisión de Defensa se constituirá en noviembre de 1986 en la actual Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) representando en esos momentos a 2.000 congregaciones evangélicas con una membresía de más de 200.000 fieles. En 1990 se negocian los acuerdo de cooperación con el Estado, llegando a la conversión de estos en la Ley 24/1992 por la que se aprueban los Acuerdo de Cooperación del Estado Español con los Evangélicos.
En la Ley de los Acuerdos de Cooperación se desarrollan puntos de la Ley de Libertad Religiosa y se reconocen efectos civiles del matrimonio evangélico, derecho a la asistencia religiosa en los centros penitenciarios, hospitales, Fuerzas Armadas y  colegios, así como el derecho a impartir la enseñanza de la religión evangélica en los colegios, a constituir asociaciones y a exenciones fiscales.
En Aragón desde los años ochenta se había consolidado la agrupación de pastores evangélicos para la coordinación de proyectos y actividades unidas. Esta fraternidad con el apoyo de la federación estatal FEREDE se transformó posteriormente en el actual Consejo Evangélico de Aragón para la planificación de actividades comunes y presentar una voz unitaria ante las instituciones públicas de la Comunidad Autónoma de Aragón.
En el Consejo Evangélico de Aragón a modo federativo se agrupan las denominaciones evangélicas y da representación a la comunidad evangélica en Aragón, estimándose en sus iglesias una membresía superior a las 10.000 personas.

El cambio en las condiciones sociales y políticas y el crecimiento de la iglesia protestante Aragón, ha permitido que la iglesia evangélica esté presente en muchos de los pueblos de la Comunidad, así como en las ciudades de Huesca, Teruel y en todos los barrios de Zaragoza. Las actividades que sus miembros desarrollan activamente en su mayoría en régimen de voluntariado hacen presente a la comunidad evangélica en la sociedad aragonesa en:

1. La obra social
-        Mediante el reparto de alimentos y atención primaria de necesidades en las capillas de cada ciudad y barrio. Y en el proyecto común Misión Urbana.
-        En los Centros de Rehabilitación y reinserción social, BETEL, REMAR, y VISIÓN,
-        En Proyecto Rescate, enfocado a la trata de personas, especialmente a las que son víctimas de la esclavitud sexual.

2. Las instituciones públicas
-        Capellanía en las prisiones de Zuera, Daroca y Teruel.
-        Capellanía en hospitales.

3. En la educación
-        Mediante la Enseñanza Religiosa Evangélica a mas de mil cuatrocientos alumnos en los colegios e institutos de la Comunidad.
-        A través de los institutos bíblicos y la Facultad de Teología por extensión.
-        Escuela de Artes de Zaragoza, para la música y el refuerzo escolar.

4. En Cultura y el deporte
-        Coro Gospel de Zaragoza.
-        Pabellón Evangélico en EXPO ZARAGOZA 2008.
-        Asociaciones deportivas y juveniles.

Confiamos que este próximo año 2017 que pueda Aragón ser pionero y saldar su deuda histórica con la comunidad de la Reforma, tal como lo ha sido históricamente la Comunidad Protestante, en la lucha por la libertad religiosa de nuestro país y testigo del legado de la Reforma.



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